lunes, 13 de abril de 2015

INDUSTRIALIZACIÓN Y POLÍTICA AGRARIA

Las reivindicaciones agrarias fueron parte medular del movimiento revolucionario. Representante de estas demandas fue el movimiento zapatista, cuyo influjo en otros grupos sociales y políticos impulsó la consolidación de las reivindicaciones campesinas contenidas en la Constitución de 1917. El reparto de tierras, intensificado durante intentaron dar respuesta a la desigualdad existente en el mundo rural. Sin embargo, a partir de 1940, la política del gobierno mexicano dio un giro, pues el acento ya no se puso en la consolidación de un México agrario, sino en la creación de una amplia plataforma industrial. Aunque los repartos de tierra continuaron y el apoyo al campo se mantuvo a través del otorgamiento de créditos y la creación de obras de riego, la cantidad de tierra entregada fue menor y de baja calidad, además, los apoyos se dirigieron a los grandes y medianos propietarios y no a los ejidatarios.Con la llegada a la presidencia de Miguel Alemán Valdés en 1946, se intensificó la puesta en práctica del proyecto industrializador, en el cual la agricultura se subordinaba a la industria, asignándole el papel de proveedora de materias primas y de alimentos baratos. En el mismo año se modificó el artículo 27 constitucional para implementar el amparo agrario, el cual dificultaba las expropiaciones y dio lugar a los “certificados de inafectabilidad” que aseguraban a los propietarios de la tierra sus derechos sobre ella. Esto llevó al surgimiento de nuevas haciendas que controlaban vastos territorios. La modernización de la agricultura fue la base de la política agraria de los gobiernos mexicanos de 1946 a 1960, a través de la compra de maquinaria y la explotación intensiva de la tierra a partir del riego. De nuevo, los más beneficiados del impulso estatal fueron los medianos y grandes propietarios, ubicados en el Norte y Noreste del país, principalmente. Los ejidos del Centro y Sur, que concentraban a la mayoría de los campesinos, continuaron dependiendo del temporal;
es decir, de la caída de lluvia. La política modernizadora del gobierno dio resultados favorables mediante un aumento significativo de la producción agrícola. Sin embargo, mantuvo y en algunos casos intensificó la desigualdad en el mundo rural entre las explotaciones modernas y tecnificadas y los numerosos ejidos incapaces de producir en grandes cantidades. Para 1965 la crisis agrícola se hizo evidente y surgieron brotes de inconformidad entre los campesinos. el gobierno del general Lázaro Cárdenas, y la creación de numerosos ejidos,incapaces de producir en grandes cantidades. Para
1965 la crisis agrícola se hizo evidente y surgieron brotes de inconformidad entre los campesinos.






PROPÓSITOS DE GOBIERNO



Podemos lograr una gran producción agrícola aplicando a la explotación de la tierra el esfuerzo de nuestro trabajo, los recursos de la técnica y el régimen legal que garantice por igual al ejido, a la pequeña propiedad y a la propiedad ganadera. Protegeremos estas tres formas de propiedad rural, imponiendo por todos los medios legales la tranquilidad en el campo […]

Debemos realizar la industrialización que nos hemos propuesto. Durante el esfuerzo de la contienda armada pudimos crear nuevas industrias; ello demuestra nuestra capacidad directriz en el campo industrial y la aptitud y eficiencia de nuestros trabajadores, contando, además, para este fin, con los recursos naturales de nuestro territorio que nos brindan materias primas para su transformación.

Discurso del Lic. Miguel Alemán Valdés, al protestar como Presidente de la República, ante el Congreso de la Unión,
el 1º de diciembre de 1946, en http://www.biblioteca.tv/artman2/uploads/1946a.pdf
(recuperado el 27 de noviembre de 2007).

LA CRISIS DE MÉXICO


Los molinos de trigo, las descascaradoras de arroz, los ingenios de azúcar, las secadoras y tostadoras de café, las despepitadoras de algodón y los molinos de aceite, siguieron siendo propiedad de los antiguos dueños de la tierra, es decir, de los enemigos de los ejidatarios. No sólo, sino que muchas de las grandes empresas de la Revolución debieron haberse inspirado en la idea fija de que la Reforma Agraria debía tener éxito a todo.

trance: mucha parte de la obra educativa debió haberse hecho en torno a los ejidos; jamás construir carreteras con meros fines turísticos sin haber concluido antes cuantas necesitaran los ejidos para lograr sus fines económicos y sociales. Y así para los proyectos de riego, y para las obras de salubridad y asistencia social. En cuanto a la honestidad,
¿sería preciso hablar? 

Con todo esto no quiere sostenerse que la Reforma Agraria no haya producido ningún resultado favorable, sino simplemente que su éxito no ha sido tan grande como para imponerse a la opinión de todos. La verdad es que se encuentra en la peor condición posible: ha sido lo bastante honda en su aspecto destructivo para concitar contra ella todo el odio y la saña de quienes la sufrieron y de quienes tienen intereses opuestos a los principios que la inspiraron; pero, en el aspecto constructivo, su éxito no ha sido lo bastante transparente para mantener inquebrantable la fe de quienes esperaban de ella una vida decididamente mejor para diez o doce millones de mexicanos.


Daniel Cosío Villegas. La crisis de México, 1946, en http://www.inep.org/content/view/1825/44/
(recuperado el 27 de noviembre de 2007).